DIME CÓMO ESCRIBES
Y TE DIRÉ QUIÉN ERES
Leamos y analicemos la siguiente carta, que, desde un paraíso vacacional, escribe Estela a su amiga Ana:
Querida Ana,
Sabes cómo detesto escribir, pero lo prometido es deuda (disculpan mis falta de ortografía). Estoy pasando unas vacaciones fantásticas con Jorge, en las Bahamas. Es maravilloso, casi increíble. El mar es cristalino, el cielo azul y la gente muy simpática; realmente es el paraíso. No tengo deseos de regresar a México, en donde tendré que encargarme de pintar el departamento y elegir tapices. ¡Que lata! Todo el día tomamos el sol. Jorge se lastimó el tobillo cuando jugaba tenis y además perdió unas gafas increíbles que le había regalado; no tiene remedio. Y en cuanto a ti, ¿cómo has pasados vacaciones en el campo? No creo que el clima esté muy bueno y, con los dos niños, supongo que no paras de trabajar, pero bueno si con eso evitas pensar en él, no está tan mal. Todos tenemos nuestras pequeñas penas, te dejo porque Jorge me está llamando para ir a comer.
Muchos vetos y hasta pronto.
Estela
La carta de Estela revela una personalidad egoísta y pretenciosa. Los evidentes errores de ortografía son muestra del descuido con que la remitente cumplió con el "compromiso" de escribir.
Cuando escribimos una carta familiar, no está de más, incluso en el caso de un pariente cercano, preguntarnos: ¿Por qué le escribo? ¿Cuál es el objetivo? Si Estela se hubiera planteado estas simples preguntas, habría pensado en la suerte que tenía de pasar unas vacaciones maravillosas en un lugar privilegiado, mientras que Ana tuvo que ir sola (luego de una separación dolorosa), con sus hijos, al campo, a una región que no se distingue por su buen clima. El objetivo de Estela, que es su amiga, debería haber sido, evidentemente, el subirle un poco el ánimo, mostrándole de inmediato su interés y diciéndole palabras de consuelo, así como destacando los aspectos positivos del lugar al que Ana fue a vacacionar y moderando un poco la euforia y ella siente en su isla encantada. Pero la carta de Estela no tiene ningún objetivo preciso, no transmite ningún sentimiento, ninguna intención real, no interesante.
Este antiejemplo no toma en cuenta los principios fundamentales: la carta es una forma de presentarnos a los demás y tiene un objetivo preciso. Este puede ser muy concreto, cómo felicitar a alguien, dar una noticia, enviar un deseo, preguntara algo; o bien, más general: dar muestra de afecto o de amistad, distraer, recordar a alguien. Generalmente, los objetivos se encuentran entremezclados.
Aun cuando no abordemos temas muy profundos o le demos un tono de plática superficial -lo cual evidentemente no está prohibido-, una carta debe al menos alcanzar su objetivo principal, que es el encuentro con otra persona en un terreno común. No olvidemos que la carta familiar debe llevar un momento de placer al que la lee. Y puede ser muy agradable; de lo contrario, la decepción será aún mayor.
Si usted es tímido o reservado, aquello que escriba transmitirá más de lo que normalmente se atreve a decir personalmente, y podrá sacar provecho de la distancia. Trate de ser fiel a su forma de ser, aunque siempre con un esfuerzo por dar una buena impresión. Su lector se sentirá decepcionado de tener entre las manos un papel atestado de faltas de estilo y ortografía, y no prefiero la lectura de un texto insípido e incoherente.