Déjame escribir… así, sin conciencia
como se estuviera el lápiz desnudo en la intimidad de su insolencia
y frente al espejo brotaran sus letras maltrechas… vivaces…
gritando sus faltas a la ortografía que regla y ajusta sus trazos salvajes.
Déjame escribir… así sin conciencia,
qué humano el error, débil imprudencia.
Callando las noches de mis amarguras,
Sujeté las lágrimas con mi tinta y pluma.
Déjame escribir… así sin conciencia
como si volvieran esos años locos de la adolescencia,
sin miedo al destino de aquellas palabras
que casi inocentes revelan mi alma.
Déjame escribir… aunque poco pueda
llevar el sonoro concierto de letras,
aunque se desborden de mi lapicera
y caigan errantes de cualquier manera.
Déjame escribir… no ciegues mis pasos
no impongas sentencia sobre mis fracasos.
Te pido paciencia para volar alto,
recuerda que subo peldaño a peldaño.
Déjame escribir… aunque mal lo haga,
aunque hoy parezcan palabras cruzadas.
Pues, no vale el hombre por diplomas que obtenga,
sino por aquellos valores que aprenda.